Los parques infantiles ayudan a combatir el sedentarismo y la obesidad infantil.

Hoy en día que tanto se habla de la obesidad en niños y del tiempo que pasan frente a video-juegos y televisión, no nos damos cuenta que, en muchísimas ocasiones, la única forma de despegarlos de las nuevas tecnologías y acabar con el sedentarismo, es diciendo esta frase que tanto nos suena: “¿Vamos al parque?”

Desde siempre los parques infantiles, también llamados simple y coloquialmente “Columpios”, han sido y siguen siendo, un punto de encuentro en los que niños y acompañantes comparten horas de ocio y diversión. Y a su vez se han convertido en los cercanos, gratuitos y entretenidos gimnasios de los más pequeños.

Parques infantiles, fabricados y diseñados para que los niños y niñas quemen calorías a más no poder y sin darse cuenta, combatiendo el preocupante dato de que el 19% de nuestros menores en España sufren obesidad, superando la estadística de Estados Unidos, y en tres veces nuestra propia estadística de hace solo 15 años.

Gracias a esto y a que los parques infantiles cada día son más atractivos, tenemos a nuestro alcance una de las mejores herramientas para combatir este sobrepeso que en ocasiones sufren nuestros hijos. El colorido de los juegos infantiles, sus actividades tan variadas, lo atractivos que en algunas ocasiones son los propios parques infantiles y la creciente colocación de los mismos en nuestras plazas, hacen que sea más sencillo contar con esta valiosísima herramienta para la salud de nuestros retoños.

Esas hermosas tardes que pasamos en el parque infantil del barrio, o en el del barrio de al lado porque quizás sea más atrayente, es oro molido para los peques y un arma letal para los “michelines” y el sedentarismo. Los columpios ya no son lo que eran, ahora dan ganas de ser uno mismo quien se columpie. Todos recordamos aquellos columpios de hierro que enseguida se oxidaban, con aquellas cadenas siempre tan llenas de el mismo óxido a las que te tenías que agarrar con toda tu alma para no caer al duro pavimento, que en el mejor de los casos era de gravilla que se clavaba en las rodillas y manos, en el caso de que te diese tiempo a ponerlas para amortiguar el golpe. Ahora los columpios son elementos que comparten concepto con aquellos, pero no materiales ni seguridad.

Sus patas en muchos casos son de maderas muy suaves, sin aristas, tratadas en auto clave para resistir en el exterior, con las cadenas de acero inoxidable y los asientos de caucho reciclado, haciendo así que sea más agradable y más higiénico su uso. Y ni que decir tiene que, ya nuestros hijos no se tienen que aferrar a las cadenas del columpio con uñas y dientes para no dejar la piel en una posible caída, ya que el pavimento amortiguador de caucho reciclado que ahora se coloca, no solo es una obra de arte en muchas ocasiones, sino que además es el airbag de los parques infantiles.

Las caídas en él, ya no son de llevarte las manos a la cabeza y retener la respiración. Estos suelos están fabricados insitu por una primera capa que es la que amortigua, se compone de SBR, que son pequeñas partículas de neumáticos de coches y camiones recicladas y se mezclan con resinas aglutinantes para que al extenderlo manualmente, compacte en su fraguado. La segunda capa y mas decorativa está formada por EPDM triturado, que también se mezcla con una mayor proporción de resina para darle la consistencia al pavimento amortiguador de seguridad para parques infantiles.

Estos suelos de seguridad se instalan con un espesor que varía en función de la altura de caída máxima de cada juego infantil y puede variar desde los 40mm hasta los 150mm de grosor. Cuantos más milímetros tenga de grosor, más absorberá los impactos y esto se hace según el criterio matemático que marca la normativa Europea EN-1176 y EN-1177. Para que esto esté correcto, una vez terminado e instalado el pavimento de caucho, se ha de hacer una prueba de HIC para comprobar su efectividad. Todo esto y más es lo que diferencia de caerse de un columpio hace 20 años, a hacerlo ahora.

Los toboganes y balancines también actúan como imanes con los más pequeños, no es difícil encontrar balancines de muelles con formas de animales que dan ganas de adoptarlos o arroparlos a las noches antes de irnos a casa, algunos incluso en tres dimensiones, consiguiendo que no haya niño o niña que se resista a subirse a sus lomos y balancearse en todas direcciones, consiguiendo así también, que el ejercicio y el desgaste se adueñe por unos momentos de ellos, quemando la energía y materia que no necesitan. Es una inteligente manera de disfrazar el ejercicio físico para aquellos que son más remolones a la hora de practicarlo y, que según un estudio de la fundación THAO, necesitan ya el 30 % de la población infantil española.

El sedentarismo infantil podemos combatirlo, con un poco de ganas, en cualquier parque infantil que seguro encontraremos próximo a nuestro domicilio, y esto es algo que cada vez tienen más claro las asociaciones de padres, las concejalías de urbanismo y deportes, así como los técnicos municipales, gracias a los cuales ya no hay que rebuscar mucho entre nuestras calles para poder encontrarnos con un área infantil o unos columpios. Ya no hay escusa para que las encuestas arrojen cifras tan preocupantes como que solo un 20% de la población infantil juega en la calle, cuando un 70% de los adultos recordamos que lo hacíamos.

Tenemos que aprovechar esas herramientas llamadas parques infantiles, que están al alcance de todos, y tenemos que ser conscientes que el tiempo que nuestros niños pasan jugando en estos “gimnasios infantiles”, no sólo puede ser tanto o más divertido que hacerlo jugando con las nuevas tecnologías, sino que además contribuyen a mejorar su estado físico y a combatir el sedentarismo y la obesidad infantil.