El mantenimiento de parques infantiles hoy en día es una de las asignaturas pendientes de muchos municipios, y no en menos medida de muchos colegios, tanto públicos como privados.

No es difícil encontrarnos parques infantiles en los que el abandono es evidente, parques obsoletos que lejos de proporcionar solo diversión, proporcionan diversión mezclada con diferentes dosis de riesgo, que en ocasiones para el usuario pasa desapercibido debido al desconocimiento de las normativas. O simplemente debido a que se ha acostumbrado a ver la zona de columpios en esas condiciones y da por hecho que por estar situada en un lugar público o pertenecer a un colegio privado, no tiene que entrañar ningún riesgo. Lo más habitual es que la costumbre de ver algo en determinadas condiciones, nos haga habituarnos a ello y también a “normalizarlo”.

No podemos olvidar que los parques infantiles son recintos para niños y niñas, en algunos casos de muy corta edad, en los que puedan jugar sin ningún tipo de riesgo y en los que se sientan seguros, tanto niños como acompañantes, también tienen que contar con una higiene muy controlada, ya que esto es parte de la seguridad. A modo de ejemplo, cuando sentamos a uno de nuestros niños en un columpio y las cadenas de este están oxidadas, hacemos que el oxido pase a las manos y casi con seguridad pase al bocadillo, haciendo así que este “metal pesado en forma de oxido”, termine en el organismo del pequeño. Esto también se evita con un buen mantenimiento periódico que haga ver al inspector de parques infantiles, que esas cadenas hay que sustituirlas por otras de acero inoxidable.

El mantenimiento de las zonas de columpios es muy importante que se lleve a cabo. Una visita mensual suele ser el mínimo aconsejado ya que los juegos infantiles y el pavimento amortiguador pueden sufrir cambios de un día para otro, debido a el paso del tiempo o también debido al vandalismo. Estas inspecciones es recomendables que se lleven a cabo por empresas mantenedoras de parques infantiles, que a su vez estén clasificadas por el ministerio de economía y hacienda en combinación de la junta consultiva, ya que esto es garantía de que la empresa se dedica a este cometido y conoce perfectamente la normativa que se aplica en cada caso y en cada parque infantil, así como en cada uno de los columpios o juegos infantiles de exterior.

En ocasiones estas tareas se realizan con toda la buena voluntad por miembros de las brigadas municipales, o servicios similares, que si previamente no han sido debidamente formados, puede ser incluso un arma de doble filo, ya que se les responsabiliza de un trabajo que no les corresponde. Es como si mañana decidimos poner una caldera de gas en casa, por muy buena voluntad que haya no se nos ocurre encargarle el trabajo a nadie que no pertenezca a una empresa acreditada, pues en el caso de la seguridad en los parques infantiles es igual ya que un juego infantil con deficiencias puede provocar que nuestros niños sufran cualquier tipo de accidente, que puede ir de un mero susto a el peor de los casos, ya que todos somos conocedores de este tipo de noticias por desgracia.

Las empresas mantenedoras de parques infantiles y mobiliario urbano, tiene la misión de hacer revisiones periódicas de las áreas para niños, en algunas ocasiones son revisiones mensuales, semanales o incluso diarias, como por ejemplo en Bilbao.
Las inspecciones consisten en revisar ocularmente el parque infantil, y cada uno de los juegos infantiles en concreto, hay que revisar que las cadenas estén en perfecto estado, que no haya ningún eslabón o bulón a punto de romperse, hay que revisar bien que no haya elementos cortantes o puntiagudos, que no haya tornillería que se valla soltando debido al uso, o a las contracciones y dilataciones que el clima obliga. También hay que revisar los anclajes al hormigón o las cimentaciones, ya que de ello depende que ningún juego infantil pueda caer encima de ningún usuario. Las zonas con posible oxido o zonas que puedan entrañar riesgo de atrapamiento, también son muy importante a vigilar dentro de los mantenimientos de parques infantiles y de sus inspecciones.

También se trata de hacer pruebas periódicas en el pavimento amortiguador, ya que su única función es la de amortiguar caídas de los niños y niñas desde los juegos infantiles. El pavimento amortiguador tiene un espesor que varía en función de la altura máxima de caída de cada juego infantil, a más altura de caída, más espesor del pavimento amortiguador. Las pruebas consisten en ir viendo periódicamente que el pavimento amortiguador no ha perdido sus propiedades amortiguantes, ya que el paso de los años los va secando. La vida de las losetas de caucho reciclado, o el pavimento amortiguador de caucho continuo suele ser de unos 7 años más o menos, y una vez pasado ese tiempo hay que estar muy atentos ya que al finalizar su vida, pierde rápidamente la propiedad amortiguante y es conveniente cambiarlo por otro en condiciones.

Bajar a jugar al parque infantil no es el mejor de los planes sino estamos seguros de que ese parque cumple con las normativas y además está sujeto a revisiones periódicas. Las incidencias más frecuentes son roturas de cadenas de columpios, roturas de muelles de balancines de parques, astillas en las maderas del juego, oxido en las cadenas de los columpios, tornillos que sobresalen, pavimento amortiguador que ya no amortigua, e incluso en ocasiones el peligro se genera por reparaciones en los columpios por parte de personal no formado para ello.

Las normativa europeas EN-1176 y EN-1177 son de obligado cumplimiento y recogen todas las demás sub normas que más adelante iremos nombrando y especificando a que apartado se refieren. En el fondo todos somos parte de ese mantenimiento, ya que en muchas ocasiones somos los usuarios lo que tenemos que hacer un uso correcto de las instalaciones y hacer que haga por el resto de usuarios, también en ocasiones somos los primeros en detectar anomalías en los juegos infantiles y está en nuestra mano o no el informar al responsable de el área infantil, una simple foto enviada a su responsable puede ser suficiente para evitar cualquier pequeño susto o accidente.